Me han contado que, cuando tenemos miedo, las cosas nos salen muchísimo más fáciles de lo que esperamos. Y que el olvido sólo es una etapa que a cada uno le llega en algún momento. Y que el amor no lo pintan como lo merece. Que puede ser un engañabobos. Y que no merece la pena emparanoyarse, porque si tú estas segura de algo, deberías quedarte con eso, y con nada más. Y que alguien puede decirte te quiero y hacerte sentir muy mal debido a que te pide lo imposible y tú ves que no puedes una buena mañana. Y enterarse más tarde de que ha estado haciendo lo que le salía de las narices, y que los sentimientos que se apropian de mí salgan como si de un chorro de una manguera se tratara. Y gritar, maldecir, mal hablar, y odiar. Y contarle todo esto a un teclado para luego colgarlo en una página. Y sentir que te has quitado un peso de encima.
¡Eso es todo amigos!
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